Realizamos la ruta Pep, Paula, Ana, Consuelo, Laura, Carlos, Cristina, Javi, Esther, Willow y yo, y antes de nada, agradecer a toda esta gente que nos acompañó con su agradable presencia por hacer que la ruta fuera tan increíble, porque de verdad, que mereció la pena conoceros a tod@s.
Llegamos temprano al aparcamiento del Monasterio de Santa María del Paular, donde dejamos los vehículos y comenzamos nuestra ruta. Según empezamos a andar, divisamos ya en el comienzo el primer encanto que nos encontramos en nuestro camino, teniendo que cruzar el Puente del Perdón, increíble por su majestuosidad de antaño y sus formas arquitectónicas, algo sorprendente, pero si ya al comienzo nos quedamos sorprendidos, según íbamos avanzando en nuestro camino, lo que nos íbamos encontrando nos sorprendía aún más.
El camino discurre junto al cauce del arroyo del Aguilón durante gran parte del recorrido, lo que hace muy agradable la compañía del dulce acompasar de sus aguas. El camino se encuentra señalizado y no acarrea ningún problema para sus visitantes pudiéndolo realizar cualquier persona de la edad que sea, ya que no se hace nada duro en ningún punto de su recorrido. Seguimos andando a través del robledal que nos rodea, lo que lo hace para ésta época del año, muy agradable, ya que discurre en todo momento por la sombra, evitando así los duros momentos de calor.
Continuamos nuestra ascensión hasta llegar al mirador de las Cascadas del Pulgatorio, increibles para la vista por su majestuosidad y su impresionante caída para romper el agua sobre las rocas, pero lo más interesante de todo, fue cuando decidimos Paula, Laura, Consuelo, Carlos y yo ascender el cerro que se encuentra encima del mirador para visitar la otra cascada que poca gente conoce ya que se encuentra en una situación difícil de acceder, pero que para mi gusto era más agradable para la vista que la mencionada anteriormente, ya que era una caída limpia y acompasada con el susurrar de sus aguas. Al llegar arriba y observar lo que nos rodeaba, es cuando uno llega a la conclusión de lo que es realmente la naturaleza, lo increible de su hermosura y lo que reconforta poder observar estas maravillas.
A nuestro regreso, y con la morriña de tener que abandonar tan hermoso entorno, decidimos visitar el Monasterio del Paular, en el que en la actualidad residen ocho monjes. Realizamos una visita guiada por el interior del monasterio contemplando la hermosura de la capilla, los tres relojes que se encuentran en el claustro y sus peculiares arquitecturas.
La anécdota del día no resultó ser nada agradable; y desde aquí me gustaría denunciar a todos aquellos que se consideran amantes de la naturaleza pero que a la hora de la verdad no respetan nada. Al descender del cerro del mirador, nos llevamos una desagradable sorpresa al encontrarnos las Cascadas repletas de personas practicando el baño, aunque en el cartel que teníamos nada más acceder a ellas lo ponía claramente "prohibido bañarse", pero visto lo visto, hay gente que no le importa nada ni respetan nada, por lo tanto saldría mejor que se quedaran en sus casas y dejaran de ser unos absurdos domingueros y nos dejaran disfrutar al resto de la naturaleza. Lo más grave de todo, es que al comienzo de la ruta, en las Presillas hay habilitada una zona de baño, de descanso y de almuerzo para todos aquellos domingueros que lo deseen, por lo tanto no se entiende que aún así halla gente que le dé exactamente igual y decida subir hasta los lugares prohibidos para esas actividades. Por lo tanto desde aquí, quisiera expresar mi más sincero rechazo a toda esa gente que le dan igual los carteles informativos y ojalá entre todos podamos tomar medidas y evitar este tipo de abuso hacia la naturaleza.
Puente del Perdón
1 comentario:
Genial, Eloy!!! El reportaje te ha quedado muy bien. Las fotos excelentes -no podía ser menos, jeje-. A ver qué tal se nos da el próximo sábado. Un saludo y sigue así.
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