lunes, 15 de septiembre de 2008

Ruta a Peñalara (1ª cumbre)

Esta vez nuestra ruta nos conduce a la ascensión del Peñalara, primer pico en nuestro proyecto de subir los “techos” de cada provincia, es decir, los picos más altos de cada provincia, y decidimos comenzar por el más alto de Madrid y Segovia.

Quedamos en el aparcamiento de Cotos para empezar la ascensión, teníamos pensado alcanzar la cumbre en un principio y luego descender por la otra parte pasando por el Paso de los Claveles hasta el Pico del Pájaro, para más tarde encontrarnos con las Cinco lagunas y volver de retorno al aparcamiento, ya que la ruta era circular, por lo que nos daba igual ir por un lado o por el otro. Antes de comenzar a andar, decidimos cambiar el recorrido y empezamos tomando dirección a las Cinco Lagunas. El recorrido en su comienzo se hacía muy agradable ya que transcurría entre un pinar, pero pronto dejamos atrás la agradable travesía y se nos aparecía un camino a lo lejos bajo los intensos rayos de sol que a esas horas de la mañana comenzaban a desperezarse para iluminarnos el trayecto. En nuestro caminar cuál fue nuestra sorpresa cuando nos tomamos de frente con un novillo que pastaba alegremente en su monte, llegando nosotros para molestarle su almuerzo de la mañana, pero como somos un grupo muy bien organizado, le dimos el "capote" a nuestro “torero” Miguel, y sin ninguna dificultad nos lo apartó del camino, primer escollo superado. Continuamos el sendero bajo los avisos que cada poco nos advertían que no abandonáramos el camino, ya que gran parte de la ruta que íbamos a realizar está en proceso de restauración debido a la fuerte erosión que sufre esta zona, y cumpliendo con lo que nos informaban para no estropear más el entorno proseguimos hasta llegar a La Laguna de Peñalara. Una laguna natural muy bien cuidada, ya que al llegar a ella nos encontramos con una guarda que nos advirtió de las nuevas leyes que están intentando establecer en la zona; la que más me sorprendió fue cuando nos informó que iban a establecer tiempo para la visita de la zona, y mi reacción fue de gran disgusto, ya que hasta en la montaña nos imponen un tiempo limitado para poder disfrutar de ello, algo muy sorprendente e inaudito para mí, pero como muy bien me dijo mi compañero Carlos, tampoco era cuestión de discutir con la chica que simplemente desarrollaba su trabajo, pero es algo que nunca llegaré a comprender, y después de sacar algunas fotos a la laguna continuamos nuestro caminar no fuera que nos multaran por exceso de tiempo en la visita; hasta que punto tenemos que llegar por culpa de toda esa gente que no tiene ningún respeto por nada ni por nadie. Durante un rato pasé un mal momento ya que no daba crédito a lo que me habían dicho, hasta que algunos compañeros se pararon y propusieron ascender al pico Peñalara por el canal de Dos Hermanas, con lo que nos separamos de Dimitar, Miguel, Bea, Manoli y Laura deseándoles buena suerte y con la proposición de encontrarnos más tarde durante el trayecto. Los demás expedicionarios continuamos nuestro andar por una subida bastante prolongada, lo que hizo mella en algún miembro del grupo retrasándose unos metros del resto, pero superamos sin problemas nuestra segunda dificultad del día, y después de retomar unos segundos el aliento y recuperar líquidos, continuamos hasta encontrarnos de frente con las Cinco Lagunas; pero la sensación que tuve fue un poco frustrante, ya que me esperaba más de ellas y la verdad es que son simples charcas, pero hay que reconocer que son bastante hermosas por el contraste que ofrece en este entorno. Ascendimos por otro repecho, esta vez menos sufrida, hasta que divisamos a lo lejos La Laguna de los Pájaros.

Unas hermosas vistas se nos presentaban ante nosotros; de frente la laguna, a nuestra derecha a lo lejos observábamos el embalse de Pinilla y a nuestra izquierda el imponente Risco de los Pájaros junto al Paso de los Claveles. Con las hermosas vistas que teníamos ante nosotros decidimos darnos un descanso y esperar al resto del grupo mientras disfrutábamos de esa belleza, dejando inmortalizado esas sensaciones en diversas estampas del momento para el recuerdo, ya que era un paraje con mucho encanto. El esfuerzo empezó hacer mella en alguno de los miembros de la expedición, y al llegar al lago y descansar unos minutos, decidieron darse la vuelta, y regresar sobre sus pasos, algunos todo hay que decirlo por compromisos familiares, como era el caso de Alex que era su cumpleaños y debía pasar esos momentos con su familia, y otros por diversas cuestiones muy respetables igual, pero fue una pena tener que decirles adiós, pero hasta la próxima aventura. Los pocos que quedamos: Carlos, Charly, Juan Carlos, Walther, Mariu, Ana y yo, aspiramos a llegar a la última dificultad que se nos presentaba ante nosotros, el Risco de los Pájaros, el Paso de los Claveles y el alto de Peñalara. Ascendimos sin muchos problemas hasta el alto de los Pájaros, encontrándonos con la otra parte de compañeros que nos dejaron en un principio para ascender directamente al Peñalara, que tomaban camino de regreso, por lo que volvimos a despedir a otra parte del grupo y desearles suerte en su regreso y proseguir nuestra andadura, pero cuando nos enfilábamos a tomar el Paso, nos topamos con otro caminante que nos estuvo advirtiendo sobre el peligro que conllevaba pasar por el Risco de los Claveles, y tanta fue su insistencia para que no subiéramos; que si había un paso muy estrecho, que si nos encontraríamos cruces de la gente caída, etc., que uno de los miembros decidió darse la vuelta y regresar al punto de origen y juntarse con el resto de la gente que había descendido anteriormente, pobre Charly. El resto, que cada vez nos íbamos quedando menos, enfilamos el Paso de los Claveles con algo de miedo por lo que nos habían contado, pero respiramos, tomamos aire y empezamos la mayor dificultad que se nos presentó. Todo hay que decir que en un día como el que disfrutamos nosotros ese día, y quitando un par de piedras algo complicadas de superar, conseguimos nuestro propósito de cruzar el tan peligroso como nos habían pintado Paso de los Claveles. También habría que destacar, la no recomendación de intentar cruzarlo durante la época de lluvias o de nieve, ya que se hace casi insuperable por encontrarnos entre dos precipicios, uno a cada lado; no es muy aconsejable intentarlo. Una vez superado esta dificultad y con una sensación de satisfacción y tranquilidad por haber conseguido superar este reto, llegamos a nuestra meta del día, el Pico de Peñalara, a 2.428 metros de altitud, y una inmensa pasada, que vistas, que tranquilidad, que sosiego, indescriptible. La sensación que tuvimos cuando llegamos a lo más alto es inenarrable, no tengo palabras para describir tal cosa, pero era una mezcla de paz y de superación que sólo lo podemos descubrir en nuestra amada naturaleza, ¡qué grandes cosas nos regalas! Ante nosotros se nos descubría un paisaje inmejorable, con las vistas de la Sierra de Madrid por un lado y por el otro la extensa llanura de Castilla, divisando en la distancia las vías del Ave que llevan hasta Valladolid, La Granja, Segovia,… ¡Qué placer poder disfrutar de ello! y para recordar nuestro logro nos inmortalizamos en lo alto con la ayuda de otro caminante que nos realizó la inmortalización. Decidimos hacer un descanso para el almuerzo antes de comenzar nuestro descenso.

Después de haber repuesto fuerzas y haber llenado nuestros estómagos realizamos el descenso al aparcamiento de Cotos por la senda de Dos Hermanas que nos llevaba a él, donde nos esperaban algunos de los compañeros que nos habían dejado con anterioridad y donde teníamos estacionado los vehículos. El regreso se realizó por un camino zigzagueante y algo pronunciado, por lo que tuve que separarme de mis compañeros ya que iba con mayor velocidad para no tener problemas durante el descenso. Al llegar al final del camino, nos reunimos con la gente que nos esperaba en el aparcamiento para realizar el camino de regreso hasta nuestras casas, con lo que procedimos a despedirnos y esperar a reencontrarnos en las próximas rutas que a posterior seguro que realizaremos.


Comenzamos la ascensión dirección a las Cinco Lagunas.

La primera dificultad, superar el novillo.


Continuamos la ruta hasta encontrarnos con la Fuente de Cedrón


Otro inesperado visitante, un buitre negro.


Camino a la Laguna de Peñalara y La Laguna vista a ras de suelo.


La hoya de la Laguna de Peñalara, al fondo, Cabezas de Hierro.

Primer repecho superado, al fondo el camino recorrido.

Pistas de Valdesquí, visto desde el Alto de enfrente.

Las Cinco Lagunas, hermosa vista.

Diferentes vistas de los Lagos.


El grupo en la Laguna de los Pájaros.

La Laguna de los Pájaros.

Panorámica de la llanura de Castilla.

Subida al Paso de los Claveles, a 20 min del Peñalara.

El Paso de los Claveles.

El Paso visto desde el Pico del Peñalara.

De izq a drcha: Walther, Juan Carlos, Ana y Carlos.
Sentados: Mariu y Eloy.


Objetivo cumplido, primera cumbre superada.

Pico más alto de Madrid y Segovia.
2428 m. de altitud

viernes, 12 de septiembre de 2008

Proseguimos el camino por la Peña Larga (Babia – León)

En relación con el artículo publicado por M. Ledo “La laguna de Babia desde otro punto de vista” en la web No Soy un Dominguero, proseguimos el camino de subida hasta la Peña Larga, uno de los parajes más habituales para la procreación y la supervivencia de una especie, que como sigamos sin cuidarla, llegaremos a conseguir su extinción, estamos hablando del rebeco o rubiello.
Me encuentro en la ascensión a la Peña Larga por la parte de los pastizales que dan a La Laguna donde en épocas de verano es común encontrarse a las ovejas trashumantes que desde antaño vienen a disfrutar de éstos verdes pastos.

Proseguimos con nuestra ascensión hasta llegar a la base de la peña, donde cual es nuestra sorpresa, nos sorprende un rebeco pastando tranquilamente bajo los calurosos rayos de sol. La subida se nos hace un poco dura, ya que entre la vegetación y el calor se hace una ascensión curiosa, pero nuestro amor propio y la curiosidad que nos inunda tras la observación de tan bello animal no nos permite darnos la vuelta, sino proseguir nuestro camino e intentar localizarlo por si resulta que tiene compañía y anda con el resto de la manada, ya que como he comentado anteriormente, nos encontramos en una zona muy habitada por esta especie. Continuamos a lo largo de la base de la montaña hasta casi llegar a su finalización, con lo que nos encontramos con una grata sorpresa y lo que nos hace que nuestra aventura halla merecido realmente la pena, a pesar de todas las complicaciones que nos hemos ido encontrando a lo largo del camino, por fin hemos localizado al resto de la manada.

Observamos cómo juegan los más jóvenes a lo largo y extenso pedregal de la montaña, ya que en esta época del año, sobre finales de mayo principios de junio es la época de cría de esta especie, y donde más podemos observar el hábitat donde estos animales se protegen de los depredadores y suelen habitar, en los pedregales de las montañas.



Estos animales son, bajo mi humilde punto de vista, de los más bellos que encontramos por esta zona comparándolos con el resto de la fauna que son como ellos, ya que también nos podemos encontrar con algún corzo; pero encontramos una gran diferencia entre estos dos animales a parte de las diferencias físicas que hay, el corzo tiene la parte trasera blanca y el rebeco del mismo color que el resto del cuerpo; después de mucho seguir a estas dos especies, y por lo que recalco que los rebecos son los animales más bellos y más inteligentes, por la simple razón que los corzos son bastante “estúpidos”, ya que esta especie, cuando visualiza o detecta algún intruso o ser no identificado, sale corriendo como si se dejara la vida en ello, pero con la sorpresa que no se van realmente, sino que actúan separándose a una mayor distancia y se paran a observarlo, con el consiguiente problema que acarrea que en caso de que sea un cazador, muy habitual en esta zona los furtivos, lo puedan abatir de un solo disparo, aunque también habría que darles las gracias por ser tan considerados con la gente como yo que solamente disfrutamos inmortalizándolos para el recuerdo. Los rubiellos en cambio, actúan muy similar a los corzos, con la diferencia que estos no se paran a observar, si no que ponen pies en polvorosa y desaparecen.


Protejamos la grandiosa fauna que nos acompaña, e intentemos evitar a toda costa el molestar a los animales o lo más imperdonable, acabar con ellos, ya que como consecuencia lo que conseguiremos es exterminar las especies que habitan por nuestros alrededores y desocuparlos de su hábitat natural, ya que al ser molestados estos animales, tienen la peculiaridad que no vuelven a aparecer por esas zonas donde se les veía con anterioridad, con el problema que sobre todo en épocas de cría pueden llegar a abandonar a sus crías llevándolas a la muerte y a la pérdida de este bello ejemplar.


Santuario de Nuestra Señora de Carrasconte

Este santuario es muy famoso en la geografía leonesa. Está enclavado en la línea divisoria entre las comarcas de Babia y Laciana, a 1280 m. de altitud; a la orilla del camino de Zreicedo que unía antiguamente las dos comarcas que nos sitúan varios siglos atrás. Así reza la canción popular: “Virgen de Carrasconte, Carrascontina, que entre Babia y Laciana estás ponida”.

Escudo Babia. Escudo Laciana.

Los babianos presumen de tener la Virgen en sus tierras, en cambio los lacianiegos dicen que la Imagen mira a Laciana, ya que está construido sobre tierras de ambas comarcas: el camerín de la Virgen, el Altar, las naves laterales, la Cúpula y parte de la nave central ocupan tierras babianas, mientras que el resto de la nave, el coro y las dos puertas de entrada se encuentran en tierras lacianiegas.

Frente a la portada norte del Santuario se encuentra la línea divisoria señalada por una gran piedra milenaria, en la que está grabada una Cruz latina y presenta un agujero que da nombre a la piedra : “ piedra furada” o “peña furada”; ya que en esta zona situaron a los Ligures, cuya presencia sería nominada con dos de los vocablos que este pueblo usaba en su lenguaje habitual: <<Carras>>, equivalente a piedra, y <<Kontos>>, que significa pértiga. Por lo que <<Carrasconte>> se puede traducir por <<piedra alargada>> o <<menhir>>. Podría haber sido el altar o lugar de celebración de cultos religiosos desde tiempos muy antiguos. Cuando se cristianizó la zona, fue cuando se esculpió la cruz. El topónimo y el carisma del lugar eran muy conocidos en el siglo XIII, pues en el año 1270, este mojón fue tomado como referencia por Alfonso X el Sabio al definir los límites jurídicos de las comarcas de Babia y Laciana en el documento denominado “Carta Puebla” , en el que dice lo siguiente: “…Como comienzo por la Caracal de los Baos, y donde la piedra forada de Carascon, y por la Sierra Torona de Goda que parte con Babia…”

Carrasconte debe su origen a los primeros tiempos de la transición entre los pueblos prehistóricos y los que tradicionalmente se consideran pioneros de la Historia de España.
El origen de la advocación de la Virgen se remonta a una tradición oral del siglo IX, en la que se afirma que la Virgen se apareció en este lugar para consolar a un pastor que había perdido a su mujer. En agradecimiento el pastor levantó una pequeña Ermita, en la que se empezó muy pronto a dar culto a la Santina, cabe recordar que el lugar pertenecía a la Diócesis de Oviedo hasta el año 1955. Un siglo después de la construcción de la primera ermita, en el siglo XIII y bajo los auspicios de la Diócesis de Oviedo, surge a su vera un Hospital de peregrinos, donde albergaba a los peregrinos del camino de Santiago que pasaban al lado del Santuario dirección a Villaseca de Laciana, por el camino de Zreicedo, ya que se hallaba al pie de un Camino Real secundario al general de Compostela. El Hospital desapareció en la desamortización de Mendizábal, fue subastado por 11.000 reales y adquirido por Sierra Pampley en 9.000 reales.
En cuanto a la historia escrita la primera documentación que lo menciona es de 1578 aunque se conservan varios documentos fechados en 1602, 1634 y anteriores en el Archivo de Piedrafita de Babia. Se remontan al siglo XVI, en el cual el Arzobispo de Oviedo ordena al Rector del Santuario ampliar el antiguo templo, para construir otro con más cabida, ya que el antiguo era pequeño y estaba muy deteriorado. Las obras del Nuevo Santuario terminan en el año 1747, el actual. Entre los años 1993 al 1996, el Santuario ha sido totalmente restaurado, tanto en el exterior como en el interior.

La obra de la Virgen de Carrasconte es de un artista popular anónimo, hecha de madera policromada, representando a la mujer de aquellas tierras; pero el 28 de julio de 1936, el templo fue saqueado y todos sus enseres terminaron en la hoguera, incluida la propia imagen de la Virgen. También desaparecieron otros objetos, como varias tallas de gran valor como la de Santiago con atributos peregrinos entre otras. La imagen actual es una talla también de madera policromada, coronada y con una luna de plata a sus pies, tallada en 1946 a partir de una fotografía de archivo, y en la que se mejoran los rasgos de la cara.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE CARRASCONTE

Virgen santísima, que velas desde la altura de tu Santuario de Carrasconte, por los hombres y mujeres de Babia y Laciana: te consagramos todo nuestro amor y toda nuestra vida, con sus trabajos, dolores y alegrías. Protege a nuestras familias. Bendice nuestros trabajos del campo y de la mina. Guía a nuestros jóvenes. Guarda a nuestros niños. Acompaña a nuestros mayores. Virgen de Carrasconte, Carrascontina, míranos con tus ojos misericordiosos. Amén.

HIMNO A LA VIRGEN DE CARRASCONTE

Virgen de Carrasconte, Carrascontina, que por Babia y Laciana reinas y brillas (Bis).

Alta y limpia la montaña sueña puras tradiciones cantan su amor los vaqueros y rezan en Carrasconte. También los mineros cantan el mejor de sus amores.

Virgen de Carrasconte, Carrascontina, que por Babia y Laciana reinas y brillas (Bis).

La Virgen de Carrasconte es faro de peregrinos, que alumbra vidas y bienes y hace cleros los caminos. Una esperanza que se abre y un amor siempre encendido.

Virgen de Carrasconte, Carrascontina, que por Babia y Laciana reinas y brillas (bis).
--- Análisis ---
El templo protegido por un murete en sus fachadas Sur y oeste, se presenta acompañado de las edificaciones, que a lo largo del tiempo, y a su simplicidad, equilibrio y reposo, surgido como un hecho arquitectónico aislado y robusto con su aspecto Neoclasicista del siglo XVIII.
Presenta una orientación oeste-este a lo largo de su eje longitudinal con una estudiada claridad en los volúmenes. Solamente un pórtico cubierto con bóvedas, a especie de atrio, con arcos carpaneles que fueron cegados con el indudable fin de mayor protección a esta entrada lateral en la fachada Norte, rompe una armonía en la simetría propia del estilo.
La fachada principal presenta un frente de sillería bien labrada, a la que se le adosa una esmerada portada enmarcando la puerta. La iluminación se efectúa con troneras a gran altura. Una espléndida espadaña de cinco cuerpos, rematados con las típicas esferas herrerianas de piedra.
El interior se organiza en planta de cruz latina, diferenciándose de la nave, el crucero y el presbiterio. El solado es de las losas de piedra formando aparejos en rombo en la zona del crucero. La nave central muy sencilla, se cubre con bóveda de cañón modulada con arcos de medio punto en piedra labrada y decorados con un rebaje central en el intrados.
El crucero se cierra con una cúpula de media naranja sobre pechinas decoradas con pinturas al fresco.
Un arco fajón abre el presbiterio siguiendo el ritmo del resto de los arcos. Los brazos del crucero se cubren con bóvedas de aristas enmarcadas por los arcos torales que soportan la cúpula y los formeros de su propia bóveda. A través de dos puertas simétricas se da paso a la sacristía y a dos escaleras de acceso que permiten la subida a un segundo nivel a modo de presbiterio sobre elevado y abierto a la nave como un balcón que se cierra con balaustre de hierro forjado donde se ubica la hornacina de la imagen de la Virgen. Se cubre todo con una bóveda nervada, cuyos cruceros presentan una esmerada decoración de motivos clasicistas.
En el pie de la nave aparece un graderío para el coro de estructura de hormigón de factura reciente y carente de estética.

--- Conclusiones ---
Según la documentación existente el Santuario de Carrasconte tal y como hoy día aparece es el fruto de la ampliación sobre una pequeña capilla, realizada en mitad del siglo XVIII hacia el año 1768. Las soluciones constructivas adoptadas en esta edificación son las usuales de la zona si bien aquí las encontramos resueltas con mayor calidad tanto en el diseño como en los materiales, labrados y acabados. La sillería es de mayor calidad fruto de su más reciente realización y de la mayor cualificación de los maestros encargados de las obras.
La primitiva capilla carecía de bóveda en la zona de la nave y estaba cubierta de teito de paja. Las cubiertas se suceden según la cobertura empleada en cada época de teito a teja para acabar en pizarra.
La zona abovedada se circunscribía a la zona de la capilla mayor que se encontraba cerrada por una verja de madera. El resto de la nave presentaba, vista desde el interior, la estructura de madera cubierta. Delante del altar se protegía el frente con un antepecho de fábrica de mampostería coronado por sillares, hoy día desaparecido.
Estaba dotada esta primitiva capilla de una espadaña en la que se colocó, hasta el año 1639 la imagen de la Virgen tallada en madera. En esta época ya se ordena la construcción de dos pórticos uno para cada comarca, de estructura de madera y cubiertos de paja. Esta primera espadaña se derrumba en el año 1765.
La reconstrucción de la nueva la lleva a cabo el maestro de cantería, dotando al santuario de una bella espadaña de sillares bien labrados y aspecto neoclasicista. Para el sellado de las juntas de esta espadaña se le da un acabado con betún.
En el interior que en un principio se encontraba sin solado y se utilizaba como sepultura de los más pudientes bajo la capilla y del resto bajo la nave. Se le dota de un buen solado de losas labradas de piedra en el año 1808.
Debido a la relevancia que toma el Santuario en la zona y el incremento de fieles así como la restricción de obras benéficas, se amplía el cuerpo de la nave ya casi derrumbado en 1735 y la reparación la dirigen los maestros de arquitectura.
Unos años más tarde se reconstruye el pórtico de la cara norte realizándolo en sillería, abierto por un arco carpanel que más tarde será cegado y cubriéndolo con una bóveda de rincón de claustro.
De la primera y rústica capilla se pasa a una edificación de cierta importancia con sillería bien labrada y dotada de buenos adornos y retablos de todos sus altares.
En pleno esplendor de la edificación en el año 1936 sufre una profanación a causa de la Guerra Civil en la que es totalmente destruido su interior.
Tras varias intervenciones de desigual resultado llega a finales de este siglo con problemas de humedades con graves patologías en los revestimientos de muros y bóvedas así como en la espadaña, colonizada por arbustos que junto con la acción del hielo, perjudican la estabilidad de varios sillares.
Se realiza recientemente una intervención en dos fases, una primera de consolidación de cubiertas, paramentos exteriores, espadaña y la sillería. En la segunda fase se acomete el cambio de revestimiento interiores, la nueva ubicación del altar, instalación éléctrica, drenajes para evitar humedades para capilaridad así como el solado del patio de entrada con losas de piedra labrada.


Confesionario ala derecha.Confesionario ala izquierda.

Imágenes santas que observamos en el Santuario.

Bóveda que recubre toda la nave.

Sillares de la época.

Pila de agua bendita. Fuente de la Virgen de Carrasconte.

No deje de visitar el Santuario de Nuestra Señora de Carrascconte.